lunes, 5 de enero de 2009

¿Y ahora que hago?

Muchas veces cuando nosotras las niñas tenemos en la mano el corazón de un niño, no sabemos que hacer con él, entonces por mimetismo arrancamos el nuestro y lo ponemos en nuestra otra mano libre, al lado de él. Una vez calientito y renovado de energía que absorbe su corazón del nuestro, el niño lo toma sin miramientos y se lo vuelve a poner...y se va...

Y nosostras, las que todavía no hemos aprendido a hacerlo lo dejamos en la mano, a la intemperie, sufriendo de frio y muriendo poco a poco. Volteamos a todos lados pero el corazón ya no está. Solo el nuestro...Los niños nos miran y no entienden porque no simplemente lo volvemos a colocar de donde lo sacamos...y nos vamos...

Toma años entenderlo; pocas lo logran, algunas mas lo desechan pues no tiene caso usarlo nunca mas...y es que, lo qué no entienden es que aprender a sacar un corazón al frío y la intemperie para compartirlo con ellos no es tan fácil como parece..