jueves, 17 de diciembre de 2015

"Extrañación"...

Hay personas en la vida que, bueno por lo menos a mí me pasa, que te acostumbras tanto a su "ser" aunque no hayan sido tus mejores amigos o hayas convivido con ellos por debajo del "estándar" de gente que debería impactar en tu vida.

Pero a mí me pasa que hay cosas que son hermosas o perfectas y que no tienen que ver a veces con lo convencional. No sé, hay una situación en particular y una personita en mi vida que a veces extraño. Y no fuimos nunca las mejores amigas, ni tampoco teníamos la convivencia o la intimidad que sé ha tenido con otras. Es un vínculo extraño pero que existe. Seguramente sólo de mi parte jajaja. Pero así soy me gusta "bondearme" con cosas, situaciones, personas o cuadros de la vida que llegan a ser hermosos en esencia.

Intentaré describirlo a continuación pero no es una poesía, así que no se ilusionen de repente , quizá se cuele alguna rima, porque a veces me pasa el hablar o pensar así...


El sol dorado de la mañana.
El aire fresco.
La calle solitaria y larga. Las líneas se conjugan para verse sumergido en otro universo.
Ese universo que emerge sólo cuando ella y yo, el dorado sol, el aire fresco y el olor a café aparecemos en la misma acera.
La veo venir a distancia:
Sus lentes, su falda, sus zapatos bajos.
No distingo muy bien de lejos, pero se que se trata de ella.
¿Cómo lo sé?
Trae su café mañanero, sus lentes de armazón blanco.
Su labial rojo, un tono que jamás había visto.
No es un rojo cereza, ni tampoco sensual.
Es un rojo que hace que sus mejillas también enrojezcan y sus ojos tengan un brillo especial y cuando sonríe le ilumina el rostro por completo.
Es un rojo mágico, le queda perfecto.
Rara vez intercambio palabras en este encuentro: yo voy por mi café, ella viene.
Tal vez un  "Buenos días!", una sonrisa o un intercambios de nombres, el mío, el suyo.
Siempre es una mañana perfecta cuando este cuadro se completa.
Me gusta verla alejarse con su vaso en la mano, sonriéndole a la vida.
No tenemos nada en común, ella va a cierta cafetería y yo a la competencia,
No tenemos nada en común, salvo tal vez, el gusto por los gatos.
Yo sigo yendo por mi café, pero ella ya no estará nunca en ese camino.
Tenemos otras vidas. Estamos en distintos lugares.
Pero siempre recuerdo el sabor de la mañana.
Otros podrán verla seguido, hablar con ella, ser sus amigos.
Pero jamás serán parte de este cuadro perfecto.
Que es sólo de ella y mío.



La realidad es que no lo pienso muy a menudo. No es que me la pase llorando por que no revivo ese momento, jajaja. Es más bien que yo sentía que estaba lleno de estética que cuando vuelve a pegar el sol mañanero, el aire un poco invernal y me dirijo por mi café no importando en que lugar me encuentre algo en mi cerebro parece decir: "Aquí es cuando aparece ella", pero no. Soy una loca de la vida. Ya sé. -Y de los gatos-