Muchas veces cuando nosotras las niñas tenemos en la mano el corazón de un niño, no sabemos que hacer con él, entonces por mimetismo arrancamos el nuestro y lo ponemos en nuestra otra mano libre, al lado de él. Una vez calientito y renovado de energía que absorbe su corazón del nuestro, el niño lo toma sin miramientos y se lo vuelve a poner...y se va...
Y nosostras, las que todavía no hemos aprendido a hacerlo lo dejamos en la mano, a la intemperie, sufriendo de frio y muriendo poco a poco. Volteamos a todos lados pero el corazón ya no está. Solo el nuestro...Los niños nos miran y no entienden porque no simplemente lo volvemos a colocar de donde lo sacamos...y nos vamos...
Toma años entenderlo; pocas lo logran, algunas mas lo desechan pues no tiene caso usarlo nunca mas...y es que, lo qué no entienden es que aprender a sacar un corazón al frío y la intemperie para compartirlo con ellos no es tan fácil como parece..
1 comentario:
¿Qué hacemos con esos corazones a la intemperie? Una cosa es segura, aunque nos los volvamos a poner, nunca volverán a ser los mismos.
Penny
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